Hay una amplia variedad de enfermedades a las que los peces de agua salada son susceptibles. Debido a que los peces viven esencialmente en su inodoro y están constantemente expuestos a varios patógenos, un sistema inmunológico fuerte es fundamental para la buena salud general de los peces.
Apoye la función inmunológica de sus peces brindándoles un entorno excelente, teniendo en cuenta sus requisitos espaciales, el territorio deseado o los escondites y los compañeros de tanque preferidos.
Alimente con una dieta de alta calidad específica para el metabolismo y la digestión de sus peces y asegúrese de reemplazarla regularmente. Pruebe la química de su agua de manera constante y asegúrese de que el mantenimiento tenga la máxima prioridad.
Eliminar el estrés del entorno de sus peces contribuye en gran medida a garantizar su salud y bienestar en general.
Dependiendo del proceso de la enfermedad, los signos clínicos de un pez enfermo pueden ser bastante obvios o más sutiles. Los signos físicos de enfermedad, como protuberancias, parches borrosos, pérdida de escamas, rasgaduras de aletas o cambios de color, son fáciles de detectar incluso para los aficionados novatos. Los cambios de comportamiento, como los cambios en el apetito, la posición incorrecta del cuerpo y los trastornos de la flotabilidad, son más difíciles de detectar.
El mejor método para detectar enfermedades en sus peces es revisarlos todos los días a la misma hora y asegurarse de observarlos de cerca. Una vez que conoce su comportamiento y patrones normales, es más fácil darse cuenta de cualquier pequeño cambio.