Reflujo ácido sucede cuando el contenido del estómago de un perro empuja hacia arriba en el esófago. Este problema le puede pasar a cualquier perro y es comúnmente reconocido por exceso lamiendo los labios, eructaro vómitos. Saber qué observar y cómo identificar las posibles causas de este problema puede ayudarlo a usted y a su veterinario a buscar un tratamiento adecuado para su perro. Algunas causas de reflujo ácido son más graves que otras y pueden requerir una intervención quirúrgica. Si no se trata, esta condición puede causar gran incomodidad y inflamación progresiva del esófago de un perro. Afortunadamente, el tratamiento rápido generalmente puede solucionar el reflujo ácido para siempre.
¿Qué es el reflujo ácido?
El reflujo ácido (también conocido como reflujo gastroesofágico) es una condición en la que el contenido del estómago de un perro se mueve en la dirección equivocada, ingresando al esófago. Esto sucede cuando el esfínter que va del esófago al estómago se abre y permite el flujo inverso de los contenidos gastrointestinales, que pueden ser alimentos o simplemente bilis amarilla. Este aumento del contenido del estómago irrita el esófago (una afección llamada esofagitis) y estimula al perro a lamerse los labios, eructar o incluso vomitar.
Síntomas del reflujo ácido en perros
Algunos perros con reflujo ácido no actuarán como si se sintieran mal hasta que vomiten o regurgiten la comida inmediatamente después de comer. Sin embargo, varios síntomas pueden indicar el malestar de un perro. Observar los signos de irritación esofágica puede ayudarlo a determinar si el reflujo ácido está preocupando a su compañero canino.
Síntomas
- vómitos de bilis
- Regurgitación de comida
- Disminucion del apetito
- Dolor al tragar
- lamiendo los labios
- Inquietud por la noche
Un signo común de reflujo ácido en los perros es el vómito de bilis o la regurgitación de alimentos no digeridos poco después de haberlos consumido. La bilis es una sustancia amarilla que está presente en el estómago vacío. Por lo general, pasa a través del estómago y hacia los intestinos. Pero, si un perro tiene reflujo ácido, la bilis puede subir por el esófago y salir por la boca del perro. La regurgitación de alimentos puede ocurrir por otras razones, pero algunos perros con reflujo ácido experimentarán una reversión del flujo del contenido del estómago poco después de comer debido al aumento de la presión sobre el músculo que separa el estómago y el esófago. Esto hace que la comida se escupa o regurgite. Si la regurgitación ocurre repetidamente y un perro no obtiene las calorías y los nutrientes necesarios de su comida, puede perder peso.
No todos los perros con reflujo gástrico vomitarán o regurgitarán. Algunos perros tendrán síntomas mucho más sutiles debido a la irritante presencia de bilis en el esófago. Estos síntomas pueden incluir lamerse los labios, rechinar los dientes, inquietud y ansiedad, especialmente por la noche cuando el perro trata de acostarse y dormir.
Causas del reflujo ácido
El reflujo ácido puede afectar a cualquier perro y puede ser causado por una condición crónica o un defecto anatómico, o puede ocurrir mientras está bajo anestesia para un procedimiento médico. Es importante rastrear la causa del reflujo para determinar la solución adecuada. Algunas condiciones pueden ser más fáciles de arreglar que otras.
- Vómitos crónicos: A veces, los perros desarrollarán vómitos a largo plazo debido a medicamentos o al proceso de una enfermedad. Esto puede provocar reflujo ácido y la consiguiente irritación del esófago.
- Anestesia: Cuando un perro recibe medicamentos anestésicos, el esfínter gastroesofágico que normalmente evita que el contenido del estómago regrese al esófago se relaja. Si un perro se coloca de modo que su cabeza quede debajo del estómago cuando está bajo anestesia, el contenido del estómago puede filtrarse fuera del estómago hacia el esófago.
- Hernia hiatal: También conocido como hernia diafragmática, este defecto puede aumentar el riesgo de desarrollar reflujo ácido. Las hernias de hiato se producen cuando hay una abertura en el diafragma que permite que parte del estómago, los intestinos o el hígado entren en la cavidad torácica. Debido a la posición anormal del estómago, es probable que haya reflujo ácido. Una hernia de hiato grande a menudo se puede ver en una radiografía, pero las hernias pequeñas pueden ser más difíciles de ver.
Diagnóstico de reflujo ácido en perros
Puede ser difícil diagnosticar el reflujo ácido ya que no es visible desde el exterior. Un examen físico realizado por un veterinario generalmente no encuentra anomalías que indiquen un diagnóstico de reflujo ácido. Como propietario, será más probable que detecte signos de reflujo y reconozca si disminuyen o continúan y progresan. Esté atento a si su perro vomita bilis o regurgita la comida, se niega a comer, muestra dolor o hace un esfuerzo adicional al tragar o pierde peso. Estas señales ayudarán a un veterinario a diagnosticar el reflujo ácido. Si un perro experimenta reflujo ácido mientras está bajo anestesia en el hospital de animales, su veterinario puede verlo de primera mano.
Una vez que se sospecha reflujo ácido, la endoscopia es la herramienta diagnóstica de elección. Esto implica anestesiar al perro e insertar un endoscopio en su esófago para que una cámara pueda mostrarle al veterinario cómo se ve el revestimiento del esófago. La inflamación y el enrojecimiento son signos de que el reflujo ácido ha estado ocurriendo regularmente.
Tratamiento
Los medicamentos y las restricciones dietéticas son necesarios para controlar el reflujo ácido. La comida a menudo se restringe durante uno o dos días, y luego se alimenta con alimentos bajos en grasas y proteínas en intervalos pequeños y frecuentes a lo largo del día. Si el reflujo de su perro es causado por una hernia hiatal, es posible que también se requiera cirugía. A excepción de la cirugía, el tratamiento generalmente lo maneja el dueño del perro en casa.
Pronóstico para un perro con reflujo ácido
Si no se trata, el reflujo ácido y los vómitos crónicos de bilis pueden provocar una inflamación del esófago (esofagitis). Esto puede causar dolor al tragar, falta de voluntad para comer y pérdida de peso. Si se trata adecuadamente con restricción dietética y medicamentos o cirugía, si es necesario, el reflujo disminuirá notablemente y el esófago del perro sanará.