Atrofia progresiva de retina (PRA) es un enfermedad hereditaria que afecta a un perro capacidad de ver. Existen dos formas diferentes de PRA ese progreso hacia ceguera. Tiempo no doloroso, PRA cambia la vida de un perro y de su dueño. Comprender esta condición puede ayudarlo a prepararse para los desafíos de cuidar a un perro ciego o con discapacidad visual.
¿Qué es la atrofia progresiva de retina?
La atrofia progresiva de la retina es la degeneración de la retina (la capa posterior del ojo). Afecta principalmente a las células de la retina llamadas bastones y conos, que captan la luz, el movimiento y el color. También puede degradar la capa de epitelio pigmentado que ayuda a proteger los conos y bastones. Eventualmente, la degradación de estas superficies oculares conduce a la ceguera.
Síntomas de la atrofia progresiva de retina en perros
Los signos más evidentes de la atrofia progresiva de la retina están directamente relacionados con la capacidad del perro para ver bien. Pueden pasar meses o años hasta que la enfermedad afecte completamente la vista de un perro. Si observa los siguientes signos, llame a su veterinario para programar un examen de la vista.
Síntomas
- Ceguera nocturna
- ceguera diurna
- Chocando con objetos
- Dificultad para ver con luz brillante
- Incapaz de seguir señales de mano/comandos
Los perros normalmente pueden ver bien en condiciones de oscuridad, pero un perro con atrofia retinal progresiva tendrá problemas para ver con poca luz o de noche. Perderse en la oscuridad o mostrar renuencia a entrar en espacios oscuros son signos de que un perro puede estar experimentando problemas de visión. La ceguera nocturna ocurre primero en perros con atrofia progresiva de retina. A medida que los bastones se degeneran aún más, se producirá la ceguera diurna.
A medida que la visión de un perro se desvanece, puede chocar con objetos desconocidos. Un perro puede moverse sorprendentemente bien alrededor de muebles y paredes conocidos en su hogar, pero los objetos u obstáculos nuevos en entornos desconocidos pueden causar colisiones.
Un perro que comienza a ignorar las señales manuales comunes o los comandos visuales debe observarse para detectar otros signos de PRA. Lo que, al principio, puede parecer un ataque repentino de terquedad puede ser una pérdida de la visión.
Causas de la atrofia progresiva de retina
La causa exacta de la PRA no se comprende por completo, pero los investigadores veterinarios han determinado que se trata de un trastorno autosómico recesivo hereditario, lo que significa que un perro afectado heredó el gen defectuoso de ambos padres.
Tanto los perros de raza pura como los mestizos pueden sufrir atrofia progresiva de la retina, pero se observa con mayor frecuencia en las siguientes razas:
Diagnóstico de atrofia progresiva de retina en perros
Si su perro experimenta pérdida de visión, su veterinario realizará un examen ocular completo y pruebas para ayudar a identificar el problema. De alguna manera, es un proceso de eliminación. Debido a que la PRA es una afección progresiva que puede tardar años en afectar la visión, se considerarán y descartarán otros trastornos oculares agudos. Se puede realizar una prueba de electrorretinografía para medir las respuestas eléctricas de los ojos de su perro y ayudar a determinar si se está produciendo un daño progresivo en la retina.
Su veterinario probablemente lo derivará a un oftalmólogo veterinario debido a la complejidad de la mayoría de los problemas oculares, incluida la ARP, en los perros.
Tratamiento
Actualmente no existe un tratamiento eficaz para la atrofia progresiva de retina en perros. Si se han desarrollado cataratas como una complicación asociada de la PRA, generalmente no se recomienda extirparlas quirúrgicamente porque el procedimiento es invasivo y no mejorará la vista del perro.
La investigación adicional sobre la terapia génica puede ofrecer a los perros con PRA una cura mediante la introducción de una copia normal del gen CNGB1 (el gen asociado con la enfermedad), pero actualmente no es una terapia o cura ampliamente disponible.
Pronóstico para perros con atrofia progresiva de retina
Eventualmente, un perro con PRA se quedará ciego. Esta no es una enfermedad dolorosa, por lo que ayudar a una mascota a navegar en su entorno a medida que pierde la visión es su mejor curso de acción si la terapia génica no es una opción. La disposición de los muebles no debe cambiar en la casa de un perro ciego, y se debe tener mucho cuidado al sacar a pasear a un perro ciego al aire libre (o en un entorno nuevo) para asegurarse de que no tropiece con objetos. También es posible que desee obtener una ayuda de apoyo para su perro llamada halo para una mayor protección en su entorno.
Cómo prevenir la atrofia progresiva de retina
Dado que la PRA es una enfermedad hereditaria sin otra causa conocida, la crianza selectiva es la única medida que se puede tomar para ayudar a reducir su prevalencia en la población. Una prueba de ADN puede estar disponible en algunos hospitales veterinarios para ayudar a identificar si su perro es portador de la enfermedad.
Tipos de atrofia progresiva de retina en perros
Dos formas principales de atrofia retiniana progresiva afectan a los perros y ambas se consideran hereditarias:
- Atrofia progresiva generalizada de retina (GPRA): La forma más común de PRA, la atrofia retinal progresiva generalizada, puede ocurrir tanto en perros jóvenes como viejos. En la GPRA de inicio temprano, los conos y bastones no se han desarrollado correctamente, por lo que el perro tiene problemas de visión. En la GPRA de inicio tardío, la pérdida de la visión es gradual ya que las células de bastones y conos se deterioran con el tiempo. Esta forma de PRA generalmente no se nota hasta al menos los tres años de edad cuando un perro comienza a mostrar signos de discapacidad visual.
- Atrofia central progresiva de retina (CPRA): La forma menos común de PRA, la atrofia central progresiva de la retina, también se conoce como distrofia del epitelio pigmentario de la retina (RPED). Este tipo raro de enfermedad ocular hace que la capa pigmentada de la retina se deteriore y, por lo tanto, dificulta que un perro vea con poca luz. Se ve con mayor frecuencia en perros mayores y no siempre causa ceguera total.